Fijando un objetivo claro

¿Quién eres como persona? ¿Quién eres como político?

Todo comunica

En política, también

La politica deja huella

¿Que legado quieres dejar cuando te marches?

Y acaba la política

Una nueva oportunidad, ¿la quieres?

¿Eres inconformista?


Ser inconformista en sí no es ni malo ni bueno, lo son sus consecuencias y como actuamos ante ellas.

Los inconformistas tienen la capacidad de cambiar el rumbo de las cosas, lo que ocurre que su propia exigencia hace que una vez conseguido lo deseado, durante un largo y duro trabajo, aparezcan nuevas prioridades y ese interés principal se convierta en un nuevo desgaste por conseguir nuevos resultados.

Es un signo evidente que aquellas cosas que no son relevantes para el inconformista no tienen ninguna evidencia del propio inconformismo.

Lo curioso y llamativo es que una vez conseguida la meta, nadando y sumergido en la euforia por lo ganado, ese sentimiento desaparece de una forma mágica, al aparecer un nuevo resquicio en su vida que haga marcarse nuevos objetivos, aunque sea para cambiar de nuevo lo ya conseguido.

Es bueno ser inconformista cuando los deseos de cambio repercuten en la mejora continua de aportar un extra a uno mismo y a su vez a terceros, por ejemplo, si busco la formula de la bombilla, ser inconformista me llevará a hacerlo mil veces hasta llegar al resultado, sino me quedaré en la opción 999 y no lograré que se encienda.

Por ello…

Si tu respuesta es SÍ….está bien
Si tu respuesta es NO…está bien

Pues en ocasiones, son los inconformistas los que mueven el mundo…

Te deseo un maravilloso día…

Cuídate…

Para seguir viviendo...

Ayer en una de mis sesiones de Coaching Político, después de un periodo de auto-conocimiento y conciencia de la realidad, trabajamos el área del victimismo.

En muchas ocasiones nos predisponemos a hacer lo CORRECTO y me incluyo en este apartado, pues sigo siendo tan humana y me sigo equivocando como todos los demás, hacer lo correcto es precisamente lo que nos lleva a hacer las cosas a “nuestra manera”. Y esa manera de hacer las cosas son las que nos han llevado a la situación actual que estamos viviendo. Para bien y para mal.

Hemos oído hablar de poner y quitar hábitos, y lo cierto es, que existe el hábito de hacer y el hábito de no hacer, y para todo aquello que no estemos haciendo en este preciso momento, nos encontramos ante el hábito de no hacer. Si vuélvelo a leer que tiene su miga.

El único modo de cambiar nuestro hábito de no hacer por el hábito de hacer es HACERLO.

Y por ello aparece el papel de victima, pues en vez de aceptar la realidad y ser conscientes de lo que sucede en nuestras vidas, pues depende exclusivamente de nosotros mismos, nos pasamos la vida, sacando balones fuera.

Ser consciente de nuestro papel es sencillo, pues es como los caracoles dejan huella cuando pasa.

La Culpa, La Justificación y Las quejas, siempre van acompañando al menos una de ellas al protagonista del victimismo.

La Culpa: Siempre es alguna otra persona o alguna otra cosa a la que hay que culpar. El problema es cualquier cosa o cualquier persona excepto nosotros mismos.

La Justificación: cuando algo nos sucede siempre existe un razonamiento o justificación al motivo por el cual nos sucede esto u otra cosa. Además, somos capaces de auto convencernos de que realmente no es tan importante e imprescindible el no conseguirlo y…. este es el gran error.

Si no nos importa lo que nos pasa, como nos va a pasar. Si tu pareja no es importante para ti, o tu socio no es importante para ti, o tu amigo no es importante para ti, o tu partido no es importante para ti, o tu ciudadanía no es importante para ti ¿alguno de ellos estaría mucho más tiempo junto a ti? No lo creo… entonces es buen momento para empezar a importarte las cosas que realmente quieres.

Cualquiera que diga que algo no es importante, ese algo realmente es lo que desea y quiere. Siempre claro, bajo el prisma de un objetivo o un deseo. Y digo importante no hablo de querer algo.

Las quejas: Hemos oído muchas veces que aquello en lo que nos centramos se expande. Cuantas veces hemos tenido alrededor a personas que se pasan la vida quejándose, y que es lo que realmente obtienen con sus quejas…..pues que su vida sea una verdadera QUEJA constante un mundo lleno de “porquerías” que desgastan y minan la energía. Y la energía negativa es infecciosa…se expande a la velocidad de vértigo.

Como dice Harv Eker la culpa, la justificación y las quejas son como las pastillas, no son otra cosa que reductoras del estrés, alivian el estrés del fracaso. Si una persona no estuviese fracasando de algún modo ¿Tendría la necesidad de culpar, justificarse o quejarse?

La respuesta es obvia….NO.

Pues resiste ante los avatares de la vida…y disfruta del día de hoy…

Cuídate…

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