En muchas ocasiones escuchamos la frase “En lugar de trabajar duro, hazlo con inteligencia”.
Hacer un cambio radical, reforzar tus puntos fuertes, prometer poco para dar mucho o eliminar tu lista de cosas pendientes, puede ser una forma de comenzar a hacer realidad dicha frase.
Llevo un par de años siguiendo los consejos de José Miguel Bolívar y he sido consciente que cuando uno lleva un ritmo acelerado, cuando tienes muchas ocupaciones y estrés, y “trabajas duro”, pierdes la perspectiva de lo que realmente importa, cometemos errores por descuido, y sobre todo perdemos de vista las grandes oportunidades que están a nuestro alcance.
Cuando estamos muy ocupados y cansados, llegamos a ignorar los mensajes sutiles e incluso terminamos creando problemas innecesarios.
Dice Lucille Ball:
“Creo que saber lo que no eres capaz de hacer es más importante que saber lo que eres capaz de hacer. De hecho, es una señal de buen gusto”.
Muchos de nosotros creemos y estamos convencidos que tenemos que hacerlo todo y ser excelentes en todo. Sobre todo queda marcado a piel, cuando anteriormente hemos confiado en terceros y los resultados no han cumplido nuestras expectativas o simplemente el resultado ha sido un verdadero fracaso.
Entonces es cuando surge ese sentimiento de independencia, de poder y tener que hacerlo nosotros.
Y craso error, cuando vivimos en una sociedad y una civilización donde nos podemos permitir el lujo de no hacerlo y seguir contando con otros.
Es para pensárselo...
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