Siempre existe un
experto que disfruta haciendo el trabajo que a ti te desagrada, y que además lo
hace mejor.
De un tiempo a esta
parte proliferan los contactos a través de las redes sociales de personas que
piden ayuda.
El pasado viernes
llego una llamada que decía explícitamente “Ahora, no se que hacer”.
He de reconocer que me
sorprendió la franqueza y la honestidad que me transmitió en una conversación
distendida de una hora, y el siguiente paso siempre está en el tejado de quien
descolgó el teléfono y decidió llamarme.
Si se responden así
mismos, saldrán rápido de la espiral en la que entran, si esperan que la suerte
entre por su casa, o una llamada o alguna oportunidad imaginaria, sus
objetivos, que muchas veces no están aun definidos, tardaran en llegar o tal
vez nunca lleguen.
La diferencia de
buscar ayuda, parte de ser honesto consigo mismo y honrado con los demás. En el
camino me he encontrado personas que buscan a otras para que hagan aquello que
ellos mismos no saben hacer, aun habiendo vendido unas bondades profesionales
inexistentes a sus propios clientes.
Siempre he pensado que
existen personas que saben hacer cosas mejor que yo, por ello no entro en
jardines que no sé arreglar. Si me piden y no sé, busco al mejor, entre otras
cosas porque será su pasión, y ese matiz, hará que el resultado del proyecto
sea satisfactorio para ambas partes.
Si necesitas ayuda,
pídela.
Si pides ayuda, se
sincero.
Primero contigo mismo,
y luego con todos los
demás.