Foto by @bego_zalbes |
Hace
más de 23 años una amiga con una gran vocación hacia las personas y el
desarrollo personal, aceptó un trabajo como azafata de promociones para una
gran multinacional, su razonamiento fue "para salir del paso y empezar a
trabajar, mientras me busco el trabajo adecuado". Mientras conseguía un
status y reconocimiento profesional, sin darse cuenta ya habían pasado quince
años, enredada, entre objetivos, premios, viajes y nivel social, un día como
muchos otros mirándose al espejo, tuvo una conversación de esas que uno tiene consigo
mismo, y fue consciente que seguía recordando los días en los que aspiraba a
seguir su vocación…
Elaborar
nuestro propio propósito no es nada fácil. Lo fácil es seguir lo que la vida te
presenta delante sin valorar ni pensar si eso es precisamente lo que queremos.
La vida que tenemos y vivimos es aquella que creamos día a día, y detrás de
cada acción existe una actitud, un estilo de vida, una forma de ser que nos
lleva o no a lo que realmente deseamos y es nuestra vocación. Hace falta
ambición y un poco de locura para no caer en las distracciones que la vida va
poniendo en el camino.
Solamente
tenemos una vida, solamente una oportunidad de vivir.
Buscar
un propósito es un proceso continuo, no es algo que decides hoy y te olvidas el
resto de tu vida. Va en función de nuestros valores, nuestros talentos y
nuestras limitaciones y estos van cambiando en medida que vamos viviendo porque
mientras vamos combinando nuestras fuerzas con nuestras frustraciones
conseguimos un impulso mayor hacia la búsqueda de nuestro propio destino.
Mi
amiga vivió quince años enredada en los propósitos de los demás, lo cierto es
que muchas personas que averiguan su propósito lo hacen tras muchos años de
volverse locos.
Resulta
extraño la cantidad de tiempo que invertimos en perseguir intereses banales que
nos apartan de nuestro verdadero propósito en la vida.
No
hagas como yo…que tardé quince años en seguir mi vocación.
Ocho años después sigo disfrutando...:))