Fijando un objetivo claro

¿Quién eres como persona? ¿Quién eres como político?

Todo comunica

En política, también

La politica deja huella

¿Que legado quieres dejar cuando te marches?

Y acaba la política

Una nueva oportunidad, ¿la quieres?

Lección de vida "Fórmate"

Año 1999. Tenía 31 años, llevaba 12 años trabajando. Me encontraba en la Cervecería Botijos en la Playa de San Juan junto a unos amigos. He de reconocer que tengo buenos amigos y que cada uno de ellos me aporta cosas diferentes. Andábamos disfrutando de unas buenas patatas bravas, cuando de una forma espontánea trasladé, "Estoy cansada. No me veo con 40 años llevando un maletín. No quiero dejar al azar mi futuro". Mi amiga Lola como buena terapeuta me preguntó, ¿Qué necesitas? Y dije, "estudiar, formarme. Tengo mucha experiencia sin embargo no tengo nada que avale ni siquiera mi conocimiento".

Recordar que por aquella época, estaba en auge que el que no tiene estudios y un Máster no es una persona cualificada, y yo también me lo creí.

El primer paso fue cambiar de empresa, recordáis provoque aquel cambio.

El segundo, todo aquello que empecé a ganar el doble, lo invertiría en mi formación. A partir de ahí, no he dejado de estudiar. Conocí el Coaching gracias a Novartis y desde entonces no dejé de explorar todo aquello que tenía relación con las personas.

Fue entonces cuando descubrí mi vocación. De hecho recuerdo que en un curso impartido por la empresa nos preguntaron cómo te ves dentro de cinco años, y respondí, trabajando con y para la mejora de las personas.

Posteriormente hice mi Máster de Dirección de Marketing a pesar que mi jefe directo me dijo que no me serviría para nada. Luego empecé con todo aquello que tenía que ver con habilidades y competencias directivas. Incluso me metía en cursos donde no tenía cabida.

Recuerdo que Fundesem creo un programa específico para empresarios de la provincia de Alicante con Luis Galindo,  @luisgalindo_lg  en aquel curso solo podían asistir personas que tuvieran empresas, y personas a su cargo. Yo trabajaba para Novartis, no tenía empresa y no tenía personas a mi cargo. Era un grupo reducido donde durante nueve meses se trabajarían nueve competencias directivas. Yo quería hacer ese curso. Y sabéis que ocurrió que lo hice. Convencí a Luis que necesitaba estar y tras una larga conversación acepto mi ingreso en el curso.

Durante los cuatro años que trabajé para Novartis, no dejé de estudiar. Todo lo que no había hecho cuando se consideraba que se tenía que hacer, es decir adolescencia, lo hice 12 años después. Cursos de Pnl, Programa Coaching Profesional por  IESE Universidad de Navarra, etc.

Mi primer libro me lo leí con 29 años. Fue “Dios vuelve en una Harley”. Fue Lola (la terapeuta del inicio de esta historia) quien me lo recomendó. Lo devoré en una tarde de sábado. Siempre tuve la creencia que a mí no me gustaba leer. Cuando lo escucho de personas a las que quiero, se me parte el alma, sabiendo cuanto se pierden.

Hoy no sé dónde meter todos los libros que compro y que leo.

Lección 5: Fórmate. Evoluciona, amplia la información. Crea escenarios nuevos con el conocimiento que vas adquiriendo. Tengo amigos que llevan dos años en paro. Y están con tanto miedo que les paraliza hacer cosas nuevas. Hoy existen oportunidades de reciclaje de forma gratuita. No hace falta gastarte excesivo dinero en formación como he hecho yo. No me arrepiento de esa inversión, sin embargo hoy se puede aprender de muchas maneras.

Estamos en la era digital, todo está en red. Hace apenas 12 años esto no lo teníamos.

Las personas quieren hacer cosas distintas pero no hacen dentro de su día a día cosas distintas.

Voy a explicarme. Todos buscamos la panacea. A mí me encantaría tener esa idea que me retire plácidamente a cualquier lugar del mundo junto a una playa, mientras mi cuenta corriente suma ceros. Pero me llamo Begoña, vivo en Alicante y no tengo una fórmula mágica. Lo que si tengo es la posibilidad de hacer todo lo que esté en mi mano para crecer por dentro, y tal vez, en un momento determinado con todos aquellos imputs que le doy a mi vida, pueda tener una idea que me acerque más a mi objetivo. No pararme, no estar metida en donde me siento arropada y cómoda, es mi primer paso.

Formarnos no es solamente hacer cursos sin sentido, es adquirir un conocimiento que nos aporte la habilidad necesaria para hacer aquello que deseamos. No lo dudes, sigue aprendiendo.


Lección de vida "Arriesga"

Era el mes de mayo del año 2000 el día que vi el anuncio de la vacante del puesto para la última empresa para la que trabajé. Era Ciba Visión, una división de Novartis, un laboratorio farmacéutico.

En aquel entonces creía erróneamente que si mandaba mi curriculum por la vía oficial, aquel periódico, iba a tener más problemas que beneficios. 

Siempre uno teme perder lo que tiene, aunque lo que tenga no sea realmente lo que desea

Me las arregle para que en una visita con un cliente, surgiera la conversación. Al final conseguí ponerme en contacto directo con la empresa y facilite mi cv a la empresa de selección, sabiendo que la primera oportunidad ya la tenía.

He de confesar, que siempre en este aspecto he creído en mí. Para mí nunca ha habido impedimentos en una entrevista. Incluso cuando no reunía los requisitos de la demanda, yo sabía que aquel puesto era para mí. Y aunque parezca pretencioso, proceso que me he presentado, proceso que ha sido mío. Recordáis, me gusta vender, y que mejor que venderme a mí de la mejor manera.

Al final después de un largo proceso de selección, más de 8 entrevistas,  fui la escogida. Después de haber firmado un pre-contrato, por aquello de no quedarme fuera si algo fallaba y no estar cubierta y perder mi estabilidad, comunique a mi empresa que me marchaba. Seis años dando todo, para marcharme a una empresa donde no me conocían.

Para mi sorpresa, después de haber dado los 15 días correspondientes, haber trabajado hasta ultimo día, pues así quiso la empresa y así lo quise yo. El día 14 un día antes de mí salida, vía fax, me mandaron una contra-oferta. Igualaban mi salario a la oferta nueva de la empresa. He de confesar que era el doble y mil cosas más que a cualquier otro le harían dudar.

Levanté el teléfono y llamé a quien en aquel momento consideré un referente en el sector, un buen profesional y hoy uno de mis grandes amigos, y me quede con una frase suya: Si te quedas, serás judas dentro de la empresa,  si te vas, lo que ocurra solo dependerá de ti.

Podéis imaginaros cual fue mi decisión. Me marche. Solo puedo deciros que en ese misma mañana, la empresa que me contrataba Ciba visión, me llamo para decirme que el grupo madre había comprado una división dentro del sector, y que seis meses después mi puesto no era necesario.

Volví a reunirme, y a sabiendas que en enero (seis meses después)  no tendría mi plaza, le transmití al Director de Ciba, Walter Molhoek que apostara por mí de la misma forma que yo apostaba por ellos.

Para esta empresa trabajé cuatro años. Hasta el momento en que me despidieron, no deje de aprender.  Aunque he de confesar que las personas que trabajaban allí, también aprendieron conmigo. Sí me despidieron, podría decir mil motivos por los cuales estuve fuera después de cuatro años y cualquiera de ellos podría sonar a justificación.  

En aquel momento aprendí que profesionalmente todo tiene una etapa. Que puedes ser la mejor haciendo lo que sabes hacer aunque no seas lo mejor en un momento de transición dentro de una organización. Una persona no deja de ser bueno. Lo que deja de ser son las necesidades de ambas partes en un objetivo común. Aquella empresa fue la mejor para mí a muchos niveles, valores, aprendizaje, ética, etc., y yo fui muy buena en una etapa de crecimiento y posicionamiento en el mercado español de las lentes de contacto.

Arriesgué sin saber si seis meses después tendría que comenzar de nuevo y solo tuve que hacerlo cuatro años después.

Lección 4: Arriesga. Arriesgar conlleva un alto grado de confianza en uno mismo. Arriesgar es demostrarte, que aquello en lo que crees tiene validez al menos para ti, eso sí atreviéndote con mesura y cabeza. No confundamos el riesgo con la estupidez. Yo no soy estúpida, pero he cometido muchas estupideces. Y las consecuencias de todas ellas, mayoritariamente las he sufrido yo. Y en ocasiones incluso, sin yo quererlo la gente que está más cerca de mí.

Arriésgate sin embargo no te tires al vacío. Seria de tontos tirarnos a la piscina sin agua desde el último trampolín. Eso es simplemente una gilipollez. Arriesgar es apostar por algo en lo que crees, sabiendo que habrá circunstancias que hagan que puedes perder. Pero aun así, uno puede salir adelante.

Hay momentos y situaciones que nos dejan en la encrucijada y en la tesitura de no saber por dónde retomar el rumbo. Hagas lo que hagas hazlo con la convicción de que es lo mejor que puedes hacer por ti. Si tienes alguna duda, si te surgen contradicciones, analiza si no están asentadas en el auto-engaño.

No justifiques las carencias o los errores. No minimices los riesgos. No exaltes las bondades ni tampoco sobre valores las posibilidades. Simplemente se honesto contigo mismo. Y recuerda pararse, pensar, analizar y luego actuar es la clave.

Si confías en ti, ve a por ello, arriesga. Si tienes dudas, vuelve a darle otra vuelta hasta que llegues al punto de estar convencido. Y entonces arriesga.


Lección de vida "Querer, Poder, Saber"

1995 hacía apenas cinco meses que me había incorporado a una empresa del sector óptico. Recuerdo perfectamente cuando me dijeron que había sido la elegida en el proceso de selección. Era un 30 de diciembre de 1994 y yo estaba en Formigal. 

Quería empezar el año de una forma única. Como todos hacemos al inicio del año. Nuevos propósitos nuevos objetivos.

Cuatro días antes el 26 de diciembre, yo estaba en pleno proceso de búsqueda de empleo. Aquella mañana a las 9:30 en el Hotel Melia de Alicante tuve mi primera entrevista. Era para una empresa de lentes oftálmicas. Cuando la finalicé, me marche a la cafetería del hotel, pues a las 11, en el mismo hall del mismo hotel y en la misma sala tenía una segunda entrevista, era para una empresa de visita veterinaria. Tras aquella entrevista me marche al centro de Alicante a una entrevista con una conocida empresa de seguros. A la 13:30 regrese al mismo hotel y al mismo hall. Tuve mi cuarta entrevista con Philip Morris.

A las tres de la tarde me llamaron por teléfono los de la primera empresa, querían una segunda entrevista. Una hora más tarde, volvía al mismo hotel y al mismo hall. La pregunta no se hizo esperar “Disculpa que te lo pregunte ¿en cuántos procesos de selección estas? Mi respuesta fue directa, en todos los que puedo, estoy buscando trabajo y quiero trabajar”

Sabéis, ¿cuál de esas empresas me llamo para que me incorporara el 2 de enero a trabajar? Me llamaron las tres. Las tres que mantuve en el hall de aquel hotel.

Elegí la empresa que menos me pagaba y con más trabas a nivel de desarrollo comercial. Me dijeron que el anterior había realizado un trabajo nada bueno, y que los clientes estaban muy quemados. Que no sería fácil y que apostaban por mí.  Tal como inicié esta historia, a los cinco meses llamé a mi jefe y le dije que tiraba la toalla. El me respondió, la toalla no, has tirado el albornoz completo. Le transmití, que no podía seguir trabajando no por las trabas y lo mal que se encontraba la zona, sino porque yo no entendía bien como vender el producto.

No entendía cómo podía dar respuesta a las necesidades de un cliente cuando me preguntaban cosas técnicas y que no me sentía cómoda no sabiendo vender el producto que tenía que vender.

Me preguntaron qué es lo que necesitaba y yo dije, que aprender. Entender el producto. Saber explicarlo. Aquel lunes me marche a Madrid, me metieron en la fábrica. Salí con otros vendedores. Aprendí de una forma más plana todo lo que era físico y matemáticas. Y estuve en aquella empresa el mayor tiempo que he trabajado para alguna otra. Seis años.

Lección 3: Alinea querer, poder, saber. Si no sabes aprende, si no puedes, busca la forma. Porque si no quieres, no habrá nada que hacer.

Alinear estas tres cosas, es complicado. Entender qué te aporta el hacerlo, es el primer paso para seguir adelante. Porque seamos sinceros. Si identificamos cuales son nuestras carencias, podremos poner remedio. Sin embargo si vamos por la vida,  divulgando nuestros sueños sin sentido alguno, tal vez, solo tal vez, no consigamos ni siquiera llegar a soñar.

Es necesario ser prácticos. A veces nos ponemos objetivos y no miramos si realmente son tangibles y alcanzables. Nos puede más el corazón, la necesidad o el auto-engaño. Y puedo asegurar que el peor de todos, el más peligroso es el último. El auto-engaño. Yo me he engañado tantas veces, que sus consecuencias, las pagaré hasta el día que me marche de este mundo.

Cuando se rompió mi primera sociedad, no fui consciente de la cantidad de endeudamiento en la que me había metido. El auto-engaño fue desmesurado. A día de hoy todavía estoy pagando las consecuencias.

En aquel momento me fallaron dos de las tres premisas. No sabía y además económicamente no podía. No sabía que era ser empresaria. Y no podía montar una empresa para ricos con un capital inicial de 60’000€ que era una consultora y que sus costes eran realmente reducidos. Pensarlo. Hoy con 60000€ montamos muchas pero muchas cosas, en aquel entonces, no hicimos absolutamente nada que tuviera lógica.

Bueno si puedo decir que de ese capital casi 25000€ fueron en formación, por lo que al menos hubo algo que si hicimos bien. Vaya locura ¿no?  Pues aquí estoy. Viva coleando, habiendo fracasado. Y sinceramente, de esa etapa, no me arrepiento de nada. Me llevé mucho más de lo que perdí, y puedo asegurar que perdí mucho, y no solo económicamente.

También sufrí muchísimo, porque tuve que enfrentarme a varias realidades. La primera, que lo buena que era para los demás, no me lo demostré de la misma forma y con la misma inteligencia a mí misma.

Dos, que las empresas y los proyectos no entienden de amistad. Que una empresa no se monta para cubrir sueños, ni tampoco para huir de realidades que no nos gustan. Una empresa se monta con un fin, dar un servicio y ganar dinero. Todo lo demás son tonterías.

Me sorprende escuchar a gente que dice, “yo es que quiero ayudar a los demás” entonces no montes una empresa, trabaja para una ONG, están muy necesitados.

O aquellos que dicen, si tengo mi empresa, vendo caramelos, muebles o piruletas. Pero cuando preguntas ¿Realmente cuánto te compran? o ¿Cuanto vendes? ¿Cuánto facturas a final de mes? ¿Estás generando valor?

Porque si al final de cada 30 días, durante un plazo acotado de tiempo no generas un beneficio, algo no estás haciendo bien. Y no valen las escusas de los recursos, el tiempo, o como sopla el viento.

El resultado es que estás en una jaula como un hámster dando vueltas sin moverte del sitio. Y lo peor de todo es que en breve estarás agotado, cansado, sin medios y en el mismo sitio, en tu jaula, además de arruinado.

Así que cuando vayas a por algo que desees analiza estos tres parámetros, tu querer, tu poder y tu saber. Cuando alguno falle, no te preocupes es cuando comienza la oportunidad de generar aquello que se desea, buscando soluciones y respuestas a aquello que te falta.

Lección de vida "Conoce tu valor y da valor a lo que conoces"

Era el año de “Naranjito” de Olimpiadas y yo trabajaba para mi segunda compañía Gallaher España después de tres años y medio en RJReynolds vendiendo tabaco. En esta nueva compañía comercializábamos 13 marcas extranjeras. Imaginaros  Gauloises, Silk Cut, R1, Fine 120, West, etc. ¿Conocéis algunas de ellas? En los años 90 os aseguro que no.

Cuando comencé en esta compañía éramos dos comerciales, uno llevaba la zona norte de Alicante: Benidorm, Javea, Moraira, etc., y yo, Guardamar, Santa Pola, Pilar de la Horadada, Torrevieja, etc.,  vamos el sur. Y os aseguro que los rusos, franceses y alemanes por aquel entonces no tenían una presencia asidua y constante para tener una rotación fluida de cajetillas de tabaco ni las ventas que dos décadas después tienen dichas marcas.

Aunque sea algo reiterativa, debo de recordar lo compartido en el anterior post, era buena vendiendo, y a pesar de no tener un censo alto de extranjeros o fumadores fieles a esas marcas, en aquella época una vendía, y vendía donde no se podía vender. No existía un solo estanco en el sur de Alicante que no tuviera representación de aquellas firmas, si bien en el mundo horeca, restaurante, kioskos, etc., fuera más complicado,  no por ello imposible.

Un año después, nuestro jefe hizo un trueque de zonas. Para mí era tener a mi alcance el poder demostrar quién era y qué sabía hacer con esas marcas. Muy pronto había aprendido que el valor en una venta lo ponen las personas. Conocerlas era el principal ingrediente para tener éxito. Y conocerlas no me refiero a sus nombres y ponerles cara. Conocerlas suponía mucho más. Era saber cuáles habían sido sus demandas anteriores, cuáles eran sus quejas, el que supieran que llegaba alguien que les escuchaba, que aquello que solicitaban podía tener una respuesta afirmativa o no, pero en definitiva que eso que para ellos era importante, había llegado a alguien que daría un buen uso. A eso dedique mis 30 primeros días. A conocer uno a uno a mis clientes.

No disponía de mucho tiempo, los objetivos mandan, los presupuestos obligan  y en las multinacionales dormirse no está dentro de los manuales de acogida.

Durante esos 30 días recogí la información suficiente, para dar una segunda vuelta y vender a cada uno lo correspondiente. Os aseguro que no era fácil. El número de cajetillas era elevado, y la rotación del producto no era muy elevada, así que solo hice lo que mejor sabía hacer. Generar confianza y vender.

Diez días antes de terminar el bimestre, mi jefe estaba en Palma de Mallorca. No existían los móviles pero si “los buscas”. Llame a la centralita, y deje mi mensaje: objetivo bimestre cumplido.

Lección 2Conoce tu valor y da valor a lo que conoces.  Si uno sabe hasta dónde puede dar. Si uno es consciente de quien es. Cuales son aquellas cosas que le diferencian de la mayoría. No importa que lo que hagas, lo hagan otros. Lo importante es como lo hace uno mismo. Todos tenemos ese qué, esa chispa, que no tienen los demás y por eso somos únicos e irrepetibles.

No pierdas el tiempo con el valor de otros. Cuando ya tengas el tuyo, véndelo el primero. Luego ya llegará el momento de disfrutar todo lo que a tu alrededor tienes.

El primero que tiene que confiar en ti, eres tú mismo. No sabéis las veces que he escuchado con buenas intenciones, que me estaba equivocando, y no sabéis con qué buenas intenciones, tengo ganas de demostrarles que no.

No sabéis las veces que realmente me han hecho dudar. Pues las expectativas en relación a los resultados no han sido lo más favorables. Ha habido momentos en que nadie ha confiado en mí, solamente yo misma. Y hasta a veces, ha habido momentos en los que ni yo me he creído. Es triste ¿verdad?

A mí me educaron profesionalmente desde la excelencia y además con todos los medios. No es lo mismo sacarte el carnet de conducir con un 600 que con un Mercedes. Entre otras cosas porque el equipo de base de cada uno de ellos marca la diferencia. Yo crecí profesionalmente con los mejores. Yo me inicie en una multinacional, en mi Mercedes y creí que cuando me bajara de él podría conducir igual de bien aunque llevara un “Ibiza”, aunque montara mi chiringuito.

Y sí, el Ibiza me llevaría a destino, pero de lo que no fui consciente es que no llegaría al mismo tiempo, y tampoco con las mismas prestaciones, e incluso que a aquellos que me abrían la puerta al llegar con mi Mercedes, después con el Ibiza, seguirían siendo igualmente educados pero no irían a darme la bienvenida.

Ahora es muy habitual y más en según qué edades, y así nos lo está inculcando la sociedad y el gobierno, de ser “emprendedores” de crearnos un auto-empleo. A partir de los 40 o te contratas tu o lo tienes francamente difícil. Uffff, no comparto para nada esta visión. Hay muchas opciones más, solo que uno no se para a descubrir cuál es la más adecuada para uno mismo.

Y lo peor incluso es que a veces sí las vemos pero es más cómodo estar en el lugar donde no tengo que tomar decisiones, porque realmente, estoy cansado.  A estas edades, uno comienza a cansarse ¿verdad? Y entonces ¿qué pasa?

Hoy si quieres trabajar tienes que reinventarte. ¡Joder! quien invento la palabra reinventarse. Seguro que sigue tranquilamente sentado en su sofá. Y la pregunta es. ¿Cómo lo hago? ¿Cómo pongo en beneficio propio aquello en lo que yo sé que puedo sumar?

Yo solo he sabido hacer una cosa.  Y ha sido, pararme. Si pararme  a respirar. A ser consciente de donde estaba. A tomar el pulso de mi realidad. Para luego comenzar a pensar. Pensar en todo aquello que tiene que ver conmigo. Aquello que no me gusta, aquello que hago de una forma errónea e innata.  Analizando cada detalle. Desnudando lo que todos de alguna forma queremos ocultar. Mis miedos, mis inseguridades, mis fracasos, mis errores, mis todos. Todo lo que soy. Incluido también lo bueno, lo extraordinario y lo positivo y a la vez también innato. Para luego, definitivamente poder elegir. 

Si no me paro, no pienso y no analizo, lo que elija será un boleto jugado a la lotería, donde juegan todos y toca a uno, que nunca soy yo.

Ten tu valor presente y haz que los demás también lo tengan

Lección de vida: "Si no estás, no eres nadie"

Para los que no conocéis este rincón he de confesaros que no solo se habla de política. Si uno profundiza un poco, encontrará diferentes temáticas que le llevarán como en una montaña rusa a pasar por estados de emociones, aprendizajes, lecturas e incluso momentos de humor. La experiencia profesional en el ámbito empresarial también queda reflejada en varios de los artículos y esta semana (durante los próximos días) abordaremos cinco lecciones de vida aprendidas a lo largo de veintiséis años de experiencia y compartidas el pasado día 28 de noviembre en la jornada "Nunca es tarde. Segundas oportunidades" realizada en el Centro de Emprendedores de Alicante.

Comencé compartiendo mi realidad...

Llevo demasiado tiempo oculta, algunos motivos son por decisión personal y otros porque la vida decidió sin preguntarmeA veces es necesario perderse para encontrarse, y este último año y medio, para mí ha sido decisivo. Hacer un recorrido por nuestras experiencias y vivencias y llegar a conclusiones de aprendizajes no es algo habitual en el día a día. Y solo en raras ocasiones nos paramos y pensamos en esas lecciones porque intuimos que volveremos a cometer de nuevo un error.

A lo largo de mi vida he tomado infinitas decisiones y en ocasiones algunas de ellas no me han beneficiado porque no he sido capaz de afrontar las equivocaciones cometidas, aunque mi vida está llena de luces y sombras que hacen que pueda mirar el lado opuesto de ambas.

En esta última etapa he cursado un doctorado en emociones y realidades, al que os sugiero no hacer la matricula nunca. Sin yo tener que decirlo podéis imaginaros que el coste es demasiado alto, para aprender algo tan sencillo como es amar la vida, toda la vidaY recalco, toda la vida.

Este doctorado en vida, el del cáncer, me ha dado excelentes y únicas lecciones, sin embargo hay un curso por el que pasamos todos, sí todos, y en el que muchos de nosotros hacemos pellas. Y es el curso de vivir. Vivir plenamente la vida, con todo lo que ello conlleva.

No se vosotros pero yo me he saltado tantas clases, que algunas asignaturas todavía no las tengo aprobadas. En este curso en donde todos estamos matriculados hay asignaturas obligatorias y otras que son de libre elección. Y dentro de todas ellas hay dos que me han marcado a lo largo del curso de mi vida.

La primera lección que aprendí siendo muy muy joven, con apenas 8 años es que: el primer paso solo depende de mí.

La segunda la aprendí el mismo día: aceptar que hay cosas que no dependen de mí.

Entender esto ha sido mi guía. A veces a lo largo del camino me he olvidado de estas dos lecciones. Y cada vez que uno se olvida de lo aprendido solo ocurre una cosa, el dolor, el sufrimiento hace presencia en cuanto bajamos la guardia.

Y en ese instante donde desaparece todo y solo hace presencia en nuestro interior el vacío más grande sentido, llegan a mi mente estas tres palabras  Nunca es tarde…

Mi experiencia profesional ha sido amplia además de rica o mejor dicho enriquecedora.Podría contaros todos los acontecimientos y éxitos que he tenido profesionalmente. La verdad es que haciendo un recorrido para atrás he de confesar con la suficiente modestia, que he sido buena haciendo lo que realmente sabía hacer. Vender. Creo que acabo de afirmar algo que nos sucede a todos ¿no?

Repito, soy muy buena vendiendo. Y eso que siempre lo vi (aquello de vender) como algo despectivo en mis inicios. Claro, hablo de mis inicios cuando apenas tenía 18 años. Me he llevado no uno ni dos premios como mejor vendedora del año, sino unos cuantos a lo largo de mi vida profesional. Además me han felicitado habitualmente por los resultados obtenidos y también he sido siempre un valor importante dentro de las organizaciones para las que he trabajado. Por cierto grandes compañías a las que agradezco que confiaran en mí. Profesionalmente soy lo que soy gracias a lo que me aportaron cada una de ellas, y sinceramente fue mucho. Durante 17 largos años, me dediqué a vender. Sí, he sido buena, muy buena para hacer que otros ganaran dineroSin embargo he de confesar que empresarialmente he sido nefasta, mala, muy mala e imprudente.

Sí,  he de reconocer abiertamente que a lo largo de mi vida, tanto personal como profesionalmente me he equivocado muchísimas veces. Tantas que realmente no llevo la cuenta. Y lo importante no es las veces que me equivoqué sino las veces que he sido consciente de hasta donde era mi responsabilidad y que hacía a partir de ese momento con mis errores.

Espero que estas cinco experiencias puedan aportar valor a aquellos que hoy están pensando que hacer con su vida profesional, a mí me han ayudado a poder retomar de nuevo, las riendas de mi nueva vida.


Con 19 años, allá por el año 87, dejé de estudiar. No era nada según los cánones buena estudiante, de hecho a día de hoy no terminé lo que por aquel entonces era una base para tener futuro, el bachiller. Me río yo de esa base. Pues el tiempo a veces da grandes lecciones.

Recuerdo perfectamente el día que cambió mi vida. Y que gracias a ese primer paso hoy estoy aquí contándoos mi trayectoria profesional. Era un día de invierno, mes de enero, recién acabadas las navidades.

Hacía apenas una semana que yo vivía  de nuevo en Alicante y yo no hacia absolutamente nada. Aquella mañana, me marché desde el barrio de la florida hasta la playa del Postiguet andando. La playa siempre ha sido uno de mis refugios y hoy aun lo sigue siendo. Después de tres horas regresé a casa y tuve una nota que decía: han llamado de la agencia para que contactes con ellos.

Devolví la llamada y en menos de 15 minutos, me arregle llena de arena pero divina de la muerte, con 19 años todas estamos divinas, y fui directa a la agencia Esoc. A mi entrada, en aquel portal de varios metros de profundidad, salían dos hombres, bien trajeados y con muy buena planta. Siempre me atrajeron los hombres así. Yo muy amablemente les dije "muy buenos días" con una sonrisa y seguí hasta llegar a la agencia. Cuando llegué me dijeron que el proceso de selección había concluido, que al final habían elegido a través de las fotos y que me llamarían cuando hubiera otra vacante.

Podéis imaginaros como me sentí, después de tanto estrés corriendo, poniéndome divina, con tacones medias y una minifalda que quitaba el hipo, y nada. No había sido elegida.

En ese instante entraron los dos hombres trajeados a los que había saludado a mi entrada en el portal. Enrique Arnau y Jose Luis Soler se marchaban pero decidieron regresar. Trasladaron a la responsable de la agencia que si la chica que acababa de entrar podían entrevistarla. ¿Sabéis cuál fue el motivo? Mi saludo y mi sonrisa. No tuvieron ninguna duda en regresar a conocerme, pues para ellos el poder entrevistarme era mucho mejor que una foto de otra chica que no sabían si cumpliría sus expectativas.

El trabajo fue mío. Comencé como azafata de Camel y estuve un año. Termine siendo la responsable de las azafatas, para finalizar incorporándome dentro de la compañía R.J Reynolds con una nómina, que una chica de 20 años nunca hubiera imaginado. Trabajé para ellos mis primeros cuatro años profesionales.

¿Qué hubiera pasado si yo aquel día no hubiera dado respuesta a aquella nota? ¿Qué hubiera sido de mí si por pensar que no me da tiempo no voy corriendo a la agencia? ¿Qué hubiera sido si entro en aquel portal y ni siquiera saludo?

En todas estas preguntas hay una respuesta común, el resultado de aquel día, el de tener trabajo, solo dependió de mí. Luego podremos analizar mil factores, como que ellos volvieron etc. Pero aquel día llamaron a más chicas y la única que fue, fui yo.

Lección 1Si no estás, no eres nadie
Si hoy buscas trabajo o quieres presentar tu nuevo proyecto, la gente tiene que conocerte o conocerlo. A casa no te llaman si no eres alguien relevante. Aunque seas la persona más relevante de tu casa.

Aunque he de ser sincera. Uno no puede estar en todos lados porque al final uno se quema. Cuando no definimos claramente lo básico que siempre hemos escuchado, que quieres, que solucionas, a quien te diriges, cuál es tu objetivo. La realidad es que damos muchas vueltas.

Yo he perdido mucho tiempo en mi etapa empresarial. He sido una montaña rusa. Si había algo donde estar allí estaba yo, sin ser consciente, que todo eso quema las pocas energías que tenemos los emprendedores incipientes.

Pensar una cosa. Hay vida después de ser empresario. Lo aseguro. Aunque salir adelante con un proyecto, no es nada fácil y creemos erróneamente que siempre tendremos después tiempo para compensar lo no dado, y eso es un craso error.

Si tenemos éxito, habrá valido la pena. Claro según para quien. Sin embargo si fracasamos, todo el esfuerzo habrá caído en un pozo sin fondo, y el enano cabrón de nuestra autoestima jugara con un tirachinas con cada uno de nuestros sentimientos y emociones.

Está presente sí, aunque hazlo con inteligencia. Elige bien dónde, cuándo y con quién, pues todo es un gasto, emocional, de tiempo y económico que uno como empresario es lo primero que debe saber gestionar.

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