Fijando un objetivo claro

¿Quién eres como persona? ¿Quién eres como político?

Todo comunica

En política, también

La politica deja huella

¿Que legado quieres dejar cuando te marches?

Y acaba la política

Una nueva oportunidad, ¿la quieres?

¿Hay Ética en el Poder?

#CorrupciónNoGracias llegados a este día cabe preguntarse ¿es posible la ética en el poder? Y rotundamente cabe un SÍ. Para ello es necesario acogerse a la historia e ir a las reflexiones de los clásicos para poder revisar el actual sistema democrático y valorar una nueva forma de practicar la política.

La corrupción ha tomado un protagonismo que está alineado con la decadencia de la sociedad. En España culturalmente estábamos tan arraigados a la corrupción, que mientras al ciudadano de a pie las cosas le marchen bien, no tenía la iniciativa de “perder el tiempo” en luchar por sus intereses. Esta creencia ya no existe. La crisis del 2008 ha hecho un cambio de paradigma y seis años después comienza a cuestionarse lo que es aceptable o no por la sociedad.

La gente durante un tiempo confió en su silencio, en no exponer las injusticias y combatirlas, pero cuando carece de privilegios y es llevado a un estado de mayores impuestos y menores beneficios sociales y económicos, unido a una tasa de paro superior al 20% de la población, irremediablemente un estado de supervivencia hace que reclame sus derechos y solicite las obligaciones de sus representantes políticos, incluido el cese de abusos de los recursos públicos en beneficio personal y la devolución de todo lo robado.

La corrupción ha dejado de ser aceptada, por ello el político que sigue pensando que es inmune tiene un mayor riesgo de ser delatado. Hoy en día existe una conciencia social de lo que es admisible frente a una sociedad que está rota en mil pedazos. Los muchos tienen más y los pobres tienen menos. Y estos menos no están dispuestos a dejar pasar las fechorías de sus dirigentes.

La corrupción no es un problema nuevo, ha existido siempre. En la actualidad la creencia generalizada de la sociedad pasa por pensar que todo aquel que se dedica a la política es alguien que hace lo que quiere, que vive del cuento y protesta por todo sin conseguir nada. Además tiene al alcance de su mano innumerables ocasiones para abastecerse de todo lo que considere necesario para seguir manteniendo su enriquecimiento personal a través del poder. Sin embargo, de toda la cifra de políticos españoles que circula en red, desde 100.000 personas datos del INE con los códigos de la Clasificación Nacional de Ocupaciones 2011, hasta las 455.558 que se puede encontrar en Google en diferentes artículos, cabe matizar que no existe un censo real, no todos hacen lo que quieren, ni todos se lucran a través de un sistema que necesita una regeneración profunda en la forma de implementar la política. Existen políticos honestos, políticos que sí ejercen la política desde la honradez; y son la mayoría aunque prácticamente no se les escuche ante el ruido ensordecedor de los que sí son corruptos.

Se hace necesario entender que la sociedad exige una política más transparente, más participativa y colaborativa, dónde no tiene cabida la forma de hacer política de estos últimos treinta años. Los partidos políticos no están comprendiendo el nuevo lenguaje que la sociedad comienza a hablar, y ante esta falta de comunicación entre el gobierno y la sociedad, simplemente se están quedando fuera del marco político. Si queda alguna duda, solo hace falta mirar la penúltima encuesta del CIS del pasado mes de octubre de 2014, donde los partidos mayoritarios pierden fuerza frente a nuevas formaciones políticas. 


En ella, no solo se refleja el avance de Podemos, nuevo partido emergente desde el movimiento del 15M y que se presenta en el marco político nacional como alternativa en las pasadas elecciones europeas, obteniendo por sorpresa 5 diputados como representación en el parlamento europeo. Podemos en la encuesta pasa por encima al PSOE y pisa los talones al PP. El bipartidismo ante la inmovilidad de sus casos de corrupción, está pagando las consecuencias de su desidia e inactividad ante el hartazgo de la sociedad.

Estos datos surgen en plena indignación por el uso de las “Tarjetas black” de Caja Madrid, descubierto el pasado 3 de octubre de 2014, donde decenas de miembros del PP y PSOE e incluidos miembros de IU, son los beneficiados, además durante el transcurso de la encuesta ya había comenzado la crisis del Ebola.

La corrupción, el cohecho y la mentira continuada a la vez que expuesta ante los ojos de la sociedad requieren un cambio radical, donde se hace necesario pensar de forma diferente, con atrevimiento y osadía a la vez que con ambición para poder tomar decisiones que marquen un cambio en el rumbo político español. Sin embargo ¿Qué hace que un político llegue a ser corrupto? El corrupto se siente inmunizado después de cometer los primeros delitos. No siente que hace algo ilegal. Simplemente cree que hace negocios. Su modo de pensamiento pasa por no ser consciente de saber que está haciendo algo ilegal. Solamente aprovecha una oportunidad que está al alcance de muy pocos.

En general un político corrupto suele vivir tranquilamente. En su conciencia no existe el marco de la ética por lo tanto no existe ningún fallo que les pueda ser inaceptables ante sí mismos. Los corruptos no tienen patologías psicológicas y disponen de un gran desarrollo emocional ante situaciones inquietantes como puede ser la culpa o la vergüenza. Es necesario tener en cuenta que estos engranajes de pensamiento los tenemos todos y por ello podemos seguir viviendo, sin embargo en los casos de corrupción estos mecanismos de defensa les ayudan a mantenerse en esos estados delictivos. 

Un buen ejemplo sería el “Caso de Pujol” donde toda la familia está implicada en blanqueo de capitales y fraude fiscal y el Expresidente Jordi Pujol cabe que asuma que deberá admitir el fraude, aunque no le afectará en absoluto. La acción de confesar se convierte en un puro trámite con los que bajo su punto de vista son anodinos. El corrupto analiza cada paso y valora cada acción bajo el parámetro de “es bueno es malo para mí” y según se respondan así obrarán en consecuencia. El peso de la conciencia dentro de la corrupción es prácticamente nulo. El egocentrismo les lleva directamente al narcisismo haciéndoles creer que están por encima del resto. No sienten rubor, degradación o vergüenza, sin embargo cuando están descubiertos surge la rabia, la inquina e incluso ese miedo, temor de no seguir teniendo las cosas bajo control. Afectar inevitablemente les afecta porque lo que viene después es el peso de la ley, y ante eso, nada es previsible aunque si predecible.

Es importante tener en cuenta que uno no puede ser corrupto si no existe la oportunidad de serlo y mientras no exista un castigo ejemplar ante los hechos cometidos, siempre pesará más la oportunidad de hacer, que el deber de no hacer.

Entender que lleva  un político a corromperse pasa por descifrar los escenarios que lo hacen posible. Uno se inicia haciendo pequeños favores para terminar llevándose el mayor trozo del pastel. La oportunidad la ofrece el poder y la política, siempre y cuando esta última no regenere nuevos mecanismos anticorrupción y aplique los ya existentes. Además es necesario modernizar y aportar nuevos recursos en el sistema judicial para que los delitos no se queden en el limbo más tiempo del necesario. Se necesita a su vez mas diligencia en las decisiones de los partidos frente a los hechos de corrupción. 

No hay nada más convincente que un buen ejemplo. Y mientras los valores internos de las organizaciones políticas no sufran el cambio de paradigma que la sociedad ya ha comenzado a realizar, lamentablemente no habrá modificaciones dentro de las reglas del juego de los partidos. Seguiremos teniendo dirigentes impuestos por las élites y oligarquías del poder para que sigan representado a un pueblo que no quiere ser representado por alguien que no decide el mismo.

Poder, Política y Corrupción

La semana pasada se celebró el I Congreso Internacional sobre Calidad Democrática, Buen Gobierno y Lucha contra la Corrupción dónde participé con la ponencia Poder, Política y Corrupción. En ella se aporté desde el plano más personal del político las siete fases por las que pasa un político para llegar a delinquir. Hablamos de auto-engaño, narcisismo, soberbia e ira, así como de cualidades e items que marcan a un corrupto en su ejercicio de la política. Podremos poner todas las medidas para acotar la corrupción desde el plano más burocrático posible, sin embargo ante los valores personales de un político solo podemos estar atentos a sus hechos.

Las siete fases pasan por el Poder, la Política, los Políticos, el Miedo, la Mentira, el Silencio y la Corrupción. A partir de ahí todo es posible. Aquí os dejo el desarrollo del tercer ítem, los Políticos.

Todo político que inicia un proceso de coaching es decir, un entrenamiento personal, lo hace con el fin de cubrir unos objetivos que le lleven a una meta concreta, dentro del ámbito político.

Cabe destacar que el  político que se involucra en una mejora personal habitualmente dispone de tres cualidades. La primera corresponde a la pasión, sin vocación política es difícil mantenerse por mucho tiempo en el entramado político sin cruzar la línea de la deshonestidad con uno mismo. En segundo lugar la responsabilidad, donde se asienta la base de sus valores; y desde donde implementa su estilo de hacer política. Una política que le lleva a ser honrado con aquellos a quienes representa, cumpliendo las obligaciones, tanto en el hacer como en el decidir que requiere un cargo público. Como última aptitud siempre es necesaria e imprescindible la sensatez y/o mesura. Toda aquella persona que quiere dedicarse a la política y por lo tanto ejercer como político necesita grandes dosis de prudencia, sentido común  y moderación para que el poder y el ejercicio de la política no les remplacen de sus objetivos iniciales y su meta final, que va alineada siempre con la primera cualidad, la vocación política al servicio del ciudadano.

Cuando un político se encuentra en la encrucijada de mantenerse en la línea de la Integridad Política le surgen bloqueos, dudas, situaciones conflictivas, inquietudes, reflexiones, aprendizajes, estrategias, conocimiento y descubrimiento de sí mismo, incluidos sus propios puntos ciegos. Esos matices de la personalidad de los que uno no es consciente, o se ve imposibilitado para reconocerlos.  

Todas las personas, incluidas aquellas con dedicación al servicio público en mayor o menor medida tienen cualidades que les imposibilitan y frenan a la hora de alcanzar sus metas.

Existen varias situaciones que hacen que el político entre en una espiral de descontrol de su propio entorno político por su afán de esfuerzo desmedido, su ausencia de la realidad, su necesidad de parecer perfecto, una amplia ambición ciega, la necesidad de reconocimiento constante y una gran sed de poder. Un poder que mal gestionado se convierte en una droga diaria que hace de él un ser incoherente de sus palabras frente a sus hechos.

Por lo tanto y como consecuencia del entorno político actual, el político que reclama la sociedad es lo opuesto a una persona sin valores, sin responsabilidad y sin sentido común. La sociedad exige ante el escenario político y la desafección de la ciudadanía, no por la política sino por el uso que se le está dando, a un político que sepa desarrollar nuevas competencias y habilidades emocionales que le lleven a tomar el lugar que la desconfianza ha colonizado en la última década. La sociedad ya no reclama solo buenos oradores y artistas de la palabra. La ciudadanía ofrece su confianza a aquellos políticos que implementan la política en la que ellos creen independientemente del partido donde militen.

Por ello un primer paso al que se enfrenta un político es tomar conciencia política de las nuevas reglas y corrientes sociales, incluso aquellas que no están en primera línea. Se hace imprescindible para cualquier político saber interpretar adecuadamente la realidad externa así como la realidad interna de los partidos. La política de hoy necesita personas influyentes y persuasivas que sean eficaces y sepan captar la atención de la ciudadanía. Políticos que sepan utilizar estrategias indirectas con el fin de llegar al consenso y obtener el apoyo de los demás.

Inspirar y guiar a la sociedad es una habilidad de pocos, tal como se encuentra el contexto político. Ejercer el liderazgo parte de la base del ejemplo. Es trasladar con hechos lo que se emite con la palabra. El político que capta los sentimientos no expresados de la sociedad y los lleva a una realidad en beneficio de ésta consigue credibilidad.

El político de hoy debe encontrar puntos de encuentro entre el partido, su política y la política que necesita su comunidad, por ello requiere la capacidad de negociar y de saber resolver desacuerdos. El manejo de los conflictos conlleva una disposición de pensamiento interno calmado y la habilidad de expresión adecuada. Por lo tanto la capacidad de escucha dentro de la comunicación, acerca al político a un matiz más humano y menos codicioso pudiendo mostrarse a resolver las cosas dialogando en lugar de dejarse llevar por emociones irracionales que lo posicionan incluso en el ámbito de la agresividad.

El político de hoy necesita descubrirse, conocerse, saber cuáles son sus recursos, capacidades e incluso sus limitaciones y ahí tiene gran importancia el trabajo implementado junto a un Coach Político que ayuda a que el político sea consciente de sus puntos fuertes así como de sus debilidades.

La persona que tiene una adecuada valoración de sí mismo experimenta nuevas alternativas, descubre nuevos puntos de vista que suman a su actividad política; y como consecuencia influyen al desarrollo y mejora de la comunidad. Como resultado obtienen una conciencia emocional trabajada, avanzada de modo que saben reconocer el modo en que sus emociones afectan a sus decisiones y a su vez como sus valores se convierten en la guía de sus decisiones.

Mantener bajo control las emociones e impulsos conflictivos posiciona al político y a su persona en un equilibrio emocionalmente sano. Saber permanecer concentrados, positivos e imperturbables aún en los momentos más críticos, en un entorno donde los intereses, las zancadillas y el ego son los protagonistas principales, requiere un autocontrol que en política se convierte en un "deporte de riesgo". Sin embargo, la política conlleva a su vez una motivación interna orientada al logro, donde a pesar de los inconvenientes surge un impulso que dirige al político a mejorar y satisfacer un modelo de excelencia dentro de su entorno y al servicio de la sociedad.

Esa es la esencia de la política. Cuyos valores necesariamente se asientan en la honestidad, la integridad y la responsabilidad del propio político teniendo la aptitud de admitir y asumir sus propios errores. No dejando de señalar, castigar y reprobar las acciones poco éticas de los demás, incluyendo a su propio entorno e incluso partido, a sabiendas de convertirse en un "renglón torcido" dentro de su propia organización. Y ser ese reglón torcido no significa tener ausencia de compromiso, pues aquel que sintoniza con los objetivos de su partido y con los objetivos de la sociedad está dispuesto a sacrificarse en aras del objetivo superior de su propia organización.

Un político comprometido busca activamente oportunidades para cumplir el cometido de su partido y que a su vez esté alineado con la misión de su proyecto político y con los intereses de la sociedad. Un político que se anticipa, reconoce y satisface las necesidades de los demás está orientado hacia el servicio percibiendo de forma activa los sentimientos y puntos de vista de su propio entorno e interesándose activamente por comprender a los demás.

La política actual pide cultivar y comprender las distintas visiones del mundo, siendo sensibles a las diferencias existentes entre diferentes partidos e ideologías. Esto ofrece una oportunidad al político de aprovechar la diversidad en beneficio de la mayoría y no al interés de un grupo minoritario. Para ello el político debe tener una sensación muy clara de su valor y de sus capacidades. La confianza en sí mismo conlleva el poder expresar puntos de vista impopulares, dentro y fuera del partido, y defender sin apoyo de nadie aquello que considera correcto para el ejercicio de su/la política.

Así mismo los políticos de hoy han de darse cuenta de las necesidades del desarrollo de los demás y ayudar a fomentar las habilidades de su propio equipo. El crecimiento de las personas que acompañan al político es proporcionalmente beneficioso al conjunto del entorno y como consecuencia hacia la propia sociedad.

Estar abierto a ideas y enfoques nuevos siendo lo suficientemente flexible para responder rápidamente a los cambios es una cualidad vital de cualquier persona que desee dedicarse a la política. La innovación y la adaptabilidad son exigidas en el arte de hacer política pues nada permanece estático y ninguna acción consensuada dura más de una centuria, por eso la confianza en uno mismo, especialmente la seguridad es lo que permite al político ajustar, adecuar y pactar sin reserva las iniciativas anteriormente tomadas en el caso que así la realidad lo exija.

En política prever con optimismo e iniciativa un futuro a corto y medio plazo es en sí crear el sueño que toda sociedad anhela. Saltarse las rutinas habituales cuando la situación así lo requiere para llevar a cabo el objetivo marcado es una oportunidad demasiado generosa que en otros ámbitos es inviable adecuar. La política lleva como compañeros de viaje a "obstáculo" y a "contratiempo" y saber viajar con estas circunstancias sin pensar que son fallos personales es una idoneidad que lleva al político a trabajar más desde la expectativa del éxito que desde el miedo al fracaso.

Si una persona toma la decisión de dedicarse a la política, si tiene ese sentimiento o vocación política y un día desaparece, lo mejor que puede hacer es marcharse. Un buen político debe tener responsabilidad pública como bien se exponía al inicio de esta sección,  pues para hacer cosas es necesario tener ganas de hacer esas cosas y ante todo hacerlas bien. Si al contrario de todas las habilidades descritas para ser un buen político la ambición ciega y desmedida se cruza en el camino del político, entonces comenzará un trayecto sin retorno, que tiene como meta final, una habitación de cinco metros, con barrotes como única decoración. Y ahí, solamente ahí, es cuando uno volviendo la vista atrás y el camino recorrido, uno es consciente que la mentira, el miedo y el silencio fueron los peores compañeros de viaje. 

Poder para llegar a la Corrupción

El poder es la habilidad de influir en el comportamiento de otras personas con el único fin de mover la realidad hacia un fin deseado. Sin embargo, cuando nos referimos al poder factico existe un matiz que marca una diferencia clara sobre dicho fin; y es la forma de conseguirlo. 

Teniendo en cuenta que dicho poder se ejerce al margen del aparato del Estado y se sirve de su autoridad informal o de su capacidad de presión para influir políticamente, las consecuencias sobre la influencia en el comportamiento de la mayoría viene muchas veces designado por los intereses de una minoría. Hablamos de la influencia que ejercen los Bancos, la Iglesia, la Prensa, la Oligarquía e incluso el Ejército y  la Monarquía.

Decía Napoleón Bonaparte “Coloca tu mano de acero dentro de un guante de terciopelo” y precisamente eso es lo que hace el poder factico con el pueblo. Presentan soluciones para la mayoría que solo sirven a una minoría. Así es como el poder se convierte en el arte del engaño. Donde el poder presenta una conducta de suma decencia que en realidad es una gran manipulación consumada.

Es un hecho que todo el mundo, quiere y desea poder. Según Robert Greene “La sensación de no tener poder sobre la gente y los acontecimientos es insoportable para nosotros -cuando nos sentimos impotentes, nos sentimos abatidos-. Nadie quiere menos poder; todo el mundo quiere más” y el poder siempre piensa en dar respuestas que sirvan para mantenerse en el mismo lugar y con la misma amplitud de autoridad, independientemente de que las circunstancias vayan cambiando y la sociedad siga evolucionando en dirección contraria a los deseos de las élites.

A lo largo de la historia, los séquitos siempre se han creado alrededor de las personas que disponían el poder. En la actualidad sigue siendo exactamente igual, sin embargo es arriesgado aparentar disponer de dicho poder y mucho más manifestar lo que se hace para obtenerlo.

Hoy al igual que ayer es necesario fingir ser sociable, honesto, democrático y ecuánime, aunque realmente no se sea. Pues ir abiertamente bajo estos valores es dar oportunidad a cualquier adversario ávido de querer el poder, que uno tiene. El poder no es condescendiente, ni amable, ni complaciente, si detrás no se obtiene un beneficio explicito por el privilegio otorgado. Escribió el diplomático y cortesano Nicolás Maquiavelo “Cualquier hombre que intenta ser bueno todo el tiempo está condenado a caer igual de bajo que un gran número de hombres que no lo son”.

Y efectivamente el poder no se rodea de semejantes, aunque se ejerza entre homólogos. El poder equilibra los poderes de unos pocos en beneficio del conjunto definido; y por ello cualquier movimiento de uno es conocido por el resto, aunque el resto siga siendo una minoría que nunca se sabrá exactamente quienes son, aunque sí se intuya dónde están.

El poder siempre tiene diferentes figurantes a la espera de salir al escenario e interpretar su papel. En política todos parten del mismo guion: quieren y desean el poder para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y crear proyectos beneficiosos para la sociedad, sin embargo, cuando se dispone de él sin restricciones, el político se auto-justifica frente a todo tipo de conductas, a través del auto-engaño, con el fin de seguir manteniendo el dominio de superioridad que en un primer lugar le fue concedido legalmente a través del voto y posteriormente robado a través de actuaciones en su propio beneficio.

Esta situación dista mucho de la esencia pura de la política, donde la confianza otorgada democráticamente es usurpada de forma ilícita sin que en muchas ocasiones se tenga conocimiento, aunque en las élites si se tengan consciencia de ello.

El poder implica fuerza, enfrentamiento y acatamiento a la vez que disputa, debate y manipulación, por ello es percibido en muchas ocasiones como malicioso o injusto e incluso la autopista directa hacia la corrupción.

Todo aquel que llega al poder, llega por una motivación extrínseca o por una motivación intrínseca, siempre asociada al ego, que no debe interpretarse de forma peyorativa, muchas ocasiones camuflada desde la creencia de querer servir a los demás, creencia que va transformándose, en la medida que se alcanza el objetivo inicial. Unos mantienen la esencia básica de su motivación, mientras otros, de una forma inconsciente aunque a la vez consciente, comienzan a cuestionarse envueltos por el ego cuál era su objetivo original.

El ego siempre tiene más fuerza que el poder. El ego está presente siempre. Coge asiento como si de un sillón orejero estuviéramos hablando, donde solo ve un plano y una dirección, y evita la escucha de toda intromisión que lo aleje de su objetivo. Hace de aquel que goza de las mieles del poder se crea omnipotente. El ego va asociado a la ingratitud y a la soberbia, lo que lleva al individuo a un estado de soledad y autismo que transforma la realidad de su entorno en una mentira justificada.

Así es el poder, ciego. Sin embargo, un poder respetable simboliza la virtud en la toma de decisiones y encarna una voluntad personal para cumplir con el deber público. El poder honrado se construye con comportamientos  sensatos y decisiones que ayudan a la mayoría.

El poder sea político, legislativo, factico, judicial, militar o cualquier forma que tome, será respetado siempre y cuando las personas que lo ejercen se lo ganen con los hechos y no con las palabras. Un ejemplo contundente de lo que estamos exponiendo en este trabajo es el caso de las tarjetas “Black” donde la alta dirección de Caja Madrid disfrutaba de unas remuneraciones todavía más cuantiosas de las oficialmente conocidas y donde se evidencian cada una de las siete fases que se dan (poder, política, políticos, miedo, mentira, silencio y corrupción) para entender cómo se llega del poder a la corrupción dentro del contexto político. 

Por ello, el poder sólo será venerable si se mantiene con personas honradas, donde sus palabras se sostengan a los resultados mediante hechos y si la integridad del poder se centra en el instante actual para entender la realidad y deja de crear escenarios paralelos que distraen a la masa en beneficio de unos pocos.

La arrogancia y el ego están siendo cómplices de la indiferencia social. Casos como el de Bárcenas, Brugal, Eres Andalucía, Viajes Monago, Operación Púnica entre otros, hacen que el poder y la política carezcan de legitimidad y condicionan a la sociedad a verse como “consumidor electoral”, como asistentes de un juego en donde las reglas están en las manos del mejor postor.

Es el ego quien traiciona los principios, intercambia realidades por percepciones personales a través de consecuencias subjetivas. Es el ego quien altera todo y distorsiona la capacidad de aquellos que están en el poder, seleccionando lo que escuchan para seguir manteniendo las creencias en las que se asientan sus decisiones y generan sus realidades. Y son precisamente la soberbia y la arrogancia quienes hacen que el ego sea más fuerte que la voluntad y como consecuencia ayudan a exhibir más defectos que virtudes. Son la soberbia y la arrogancia quienes silencian la opinión, condicionan las propuestas y condenan la transformación del entorno social y político que estamos viviendo. Es entonces, cuando el poder queda secuestrado y toma protagonismo la corrupción. Es la ausencia de valores lo que distorsiona la realidad y quien aporta el protagonismo al miedo, a la mentira y al silencio. Y ante esa realidad distorsionada la corrupción anda a sus anchas con la creencia de ser impune a cualquier decisión. Craso error, pues la verdad utilizando el mismo silencio, la mayoría de las veces hace presencia, poniendo  al poder entre rejas.

En definitiva mientras el poder adquiera como único objetivo mover la realidad hacia un fin deseado concreto y definido para una minoría, estará a su vez al servicio de los más débiles en valores éticos y morales, llevándoles con diligencia al camino de la corrupción

Morir matando

Solo han pasado 35 días de estas imágenes, aunque podrían ser de cualquier día de la semana de los últimos tres años. La frustración, el hartazgo, el desengaño, la decepción y el desaliento siguen presentes, aunque no se les quiera dar cobijo en la vía pública.

No se pueden ocultar los sentimientos, ni siquiera los de una ciudad. El hedor es tan grande que se huele el aroma de una muerte anunciada en todo el territorio nacional.

El pasado día 31 de octubre, durante el pleno del Ayuntamiento de Alicante Miguel Ángel Pavón concejal de EU se dirigía a la alcaldesa Sonia Castedo como "una muerta viviente, una alcaldesa zombie que deambula como alma en pena y que se resiste a una dimisión anunciada" pidiendo así su dimisión

La respuesta no se hizo esperar "la muerta viviente, huele mejor que usted" replicó Sonia Castedo.  Pero ¿Que clase de política es esta? ¿Que políticos tenemos? Estos políticos a mi no me representan. No me representa nadie que ejerza la política desde una posición/oposición nada constructiva y sobretodo soez. No hay que olvidar que el político es un procurador, es alguien que me representa, que mira por mi bien; y la chabacanería y lo ordinario no entran dentro del manual del ejercicio de la política, como tampoco la corrupción, el soborno y el cohecho.

Entiendo que la situación en la que se encuentra el Ayuntamiento de Alicante es insostenible y la responsabilidad de dicha situación es de todos, de los que están y de los que estuvieron. No es algo de ahora, esto viene de largo. No se puede seguir cargando responsabilidades solo a los que gobiernan, sino también a los que ejercen una oposición, así como a todos aquellos que emiten un voto año tras año, incluida yo misma.

Tenemos un ayuntamiento con 29 concejales donde solo gobiernan tres aunque podríamos reducirlo a "una". Es tal el despropósito que ni siquiera tenemos una oposición firme. Para profesar en la política uno tiene que estar preparado tanto para legislar desde el poder como para desempeñar la oposición. Incluso hasta para no hacer nada hay que saber, porque si analizamos quienes nos representan, nos daremos cuenta que por un lado los socialistas están tan volcados en sus contiendas internas que ni se les escucha. Por otro, tenemos a EU que están más preocupados en manifestarse cada día e invitar a que la gente les siga en "Castedo dimisión" que en realizar propuestas y enmiendas de mejora; y en medio de toda esta oposición tenemos a un solitario Upyd que quiere aunque no puede, mientras va aprendiendo como se hace. Y no es una critica al uso, pues al final cuando uno sabe y la experiencia se impone, uno encuentra las artimañas necesarias para ser el protagonista de un Jaque a la Reina y conseguir que la Alcaldesa Sonia Castedo vote a favor de una moción que la deje fuera de todo escenario político futuro que se proponga, dentro al menos del Ayuntamiento de Alicante, y eso señores, si es hacer oposición.

Y ¿Que ocurre con los 15 concejales restantes del gobierno municipal? Pues que es tal la presión que ejercen los partidos (no suene a justificación) que aunque internamente todos sepan que igualmente la situación es insostenible, y se hagan cábalas para dar una solución, cada uno tiene que aguantar su estandarte, no moverse y seguir diciendo internamente "virgencita que me quede como estoy" Triste ¿no? verdaderamente lamentable. Aun estoy esperando que lleguen nuevas formas de hacer política en España donde al menos cada uno de los políticos elegidos rindan cuentas no a su partido, que son necesarios como organizaciones políticas, sino a sus electores que al fin y al cabo son los que otorgan el derecho a representarles.

Quiero dejar claro que a pesar de ser consciente de la buena política individual de muchos de los cargos electos de Ayuntamiento, la percepción de esa buena política desaparece entre la humareda del tiempo y la pasividad. Da igual el excelente trabajo individual que se haga si el equipo no tiene como objetivo la misma meta. 

Una de las máximas de todo proceso de Coaching Político es definir claramente que es lo que se quiere conseguir. No es lo mismo tener una meta que marcarse un objetivo. Con lo primero llego al final de algo definido, con lo segundo voy cubriendo etapas para lograr la meta establecida. 

Uno de los objetivos de Sonia Castedo cuando se presentó como candidata a la alcaldía lo plasmaba perfectamente en su eslogan de campaña "Comprometida con Alicante". Dónde están los hechos que corroboren las intenciones. Ha traicionado a Alicante, ha traicionado a sus ciudadanos, ha traicionado a su partido y no sé, si se habrá traicionado a ella misma. 

No tengo claro, ni creo que nadie lo sepa, incluida la propia Sonia Castedo de cual es su meta para llegar al punto que ha llegado. No creo que después de los acontecimientos acontecidos esta ultima semana, le lleven al lugar que ella esperaba apenas hace cinco meses. Hasta el viernes pasado aun podía seguir la hoja de ruta, incluso la de crear su propio partido, seguidores no le faltan, sin embargo ya lo decía en una conversación con un político local  "No hay amante mas ramera que la política" (frase de la serie de TVE #Isabel34) y cuando crees que tocas el cielo necesitas a alguien que te baje a tierra y cuando estás en el infierno sigues necesitando a alguien que te suba a suelo firme.

Así es, la política es altamente caprichosa a merced del poder factico y quien torea en dichas plazas tiene varias maneras de salir de la política, a hombros, por la puerta de atrás o morir matando. Sonia Castedo eligió hace tiempo la ultima opción, lo que nunca tuvo presente, aunque sí lo sabia, es que la ultima estocada siempre la da el poder y quien no tiene poder, no puede torear en la plaza. 

Señores políticos, todos, hagan un nuevo cartel que a la gente le gusta la política, lo que no toleran son las malas faenas. Diseñen un nuevo marco político, con nuevas normas, tanto internas dentro de los partidos como fuera en el sistema político. No confíen en las antiguas reglas, el publico que es soberano, ya saben, es el que siempre tiene la ultima palabra.

Así es como yo vivo la política.

Las fotos son cedidas por kike Roma y eso que no nos conocemos ;) Gracias.

Menos perdón y más valentía

El Cardenal Francis George, anteriormente Arzobispo de Chicago en su artículo de La columna del Cardenal ¿Es la corrupción un pecado? Dice “En todos los exámenes de conciencia que he leído o escuchado, aún no he podido descubrir a la corrupción en la lista de pecados confesados”  

Cuando la ley destruye y no protege, la ley misma es corrupta. Cuando los medios de comunicación reportan con el fin de mantener el conflicto, el mundo de las comunicaciones traiciona su propósito. Cuando los bancos defraudan de manera sistemática a sus propios clientes y debilitan los lazos que nos mantienen juntos como sociedad, el propio sistema se ha ido por el camino equivocado. Cuando un político pone sus intereses, o los de su grupo, por encima del bien común, el orden político oprime

Oprime tanto que estoy exasperada ante los hechos acontecidos a los largo de estos últimos años, y sí digo años, porque no puedo ni debo poner el grito en alza al ritmo que surgen los escándalos de expolio, robo e intereses constantes en las parcelas de unos pocos, sólo cuando el vaso está colmado. Cada día me levanto pensando con qué me sorprenderán hoy. Porque es fácil demarrar el vaso de la paciencia cuando cada día me atraganto con casos como Tarjetas Black y Operación Púnica. Cuando con anterioridad ya me he engullido, nos hemos atorado unos cuantos vasos más Caso ERE Andalucía, Caso Brugal Alicante, La Familia Pujol o el Caso Nóos; y seguiremos hasta que nos ahoguemos en nuestras propias miserias, mientras no tomemos nuevas decisiones.

Hoy camino de una reunión escuchaba a Javier Cárdenas en su programa “Levántate y Cárdenas” su speech como cada día, no tiene desperdicio. Habla claro, comparto con Javier que no es una cuestión de unos partidos u otros, es que son todos. Os invito a escucharlo a partir del minuto 02:03:09 son cinco minutos.



Más audios en EuropaFM

Quien tiene la llave para luchar contra la corrupción está ante un momento histórico y por eso, ando enfurecida con la clase política por su indolencia e inacción, y no precisamente ando cabreada con los que toman las decisiones de interés general, los altos cargos públicos, porque precisamente ahí está el núcleo más corrupto de todo el sistema político, y ante ellos hoy por hoy, solo puedo influir con mi voto. Y señores mi voto tiene valor, un valor alto que sumado al de muchos hace que ustedes queden fuera y si no me creen, vayan maquillando las encuestas del CIS porque a los hechos me remito. Vuelvo a mi esencia, vuelvo a mi cabreo, porque ando enfurecida con aquellos que sí hacen una política íntegra, honesta y limpia y no se mueven ante los hechos acontecidos. Porque son muchos más que los corruptos, porque son la mayoría y no ejercen su poder para defender lo suyo.

Donde están los militantes, donde están los miles de políticos de este país, concejales, diputados que hacen un trabajo honesto diario y continuado en las diferentes organizaciones políticas. Donde están porque no les oigo. No les veo defender su parcela. Es tal el autismo interno dentro de las organizaciones políticas que si uno da un paso en falso desde el punto de vista organizativo queda fuera del marco político. Y fuera es fuera. Lo he visto muchas veces a lo largo de estos años.

Señores políticos: La política es de valientes. Es de aquellos que con entereza cumplen sus deberes, sin arredrarse por amenazas, peligros y vejámenes. ¿Dónde están? Porque les conozco, he conversado con ustedes, pues ustedes a su vez han confiado en mí. ¿Dónde están que nos les oigo, no les leo, no les veo?

Si los de arriba no ponen fácil el ejercicio de la política a los de abajo, los de abajo aunque no tengan la llave para luchar contra la corrupción de los de arriba, si pueden golpear todos a una hasta que la puerta sea derribada.

Es necesario mover a los corruptos de sus poltronas, es imprescindible echarlos pues en política como bien indicaba ayer Imma Aguilar @immaaguilar

Muévanse mis señores políticos y serán ustedes los de abajo quienes hayan creado un momento histórico.

Menos perdón y más valentía. Busco valientes en la política ¿hay alguien ahí?

¿Qué es la política?

El pasado jueves 16 de octubre daba comienzo la 6ª Edición del Curso de Liderazgo y Participación Pública de la Fundación Luis Vives en Elche. La primera clase fue impartida por Higinio Marín Pedreño, Profesor Agregado de Antropología Filosófica de la Universidad CEU-Cardenal Herrera con la temática ¿Que es política? Los partidos políticos y los políticos: ¿problema o solución? 

Según el profesor Higinio Marín y desde un plano totalmente filosófico podemos definir la política como la procuración del bien común y del interés general, y como bien indica él, toda definición se convierte en una bomba trampa que es necesario desactivar para que no nos explote en las propias manos. 

Si comenzamos por el inicio de la definición será necesario entender y definir claramente que es procuración: comisión o poder que alguien da a otra persona para que en su nombre haga o ejecute algo. Es un seguimiento restaurador, alguien que se dedica a promover, a curar lo que nos lleva a la voluntad de mejorar. Y esa es precisamente la vocación pública. Se requiere actuar sobre algo para poder restaurarlo, para poder mejorarlo y eso es posible porque la ciudadanía otorga un poder a unos pocos para que en su nombre hagan cosas en su beneficio y no en el propio.

La regeneración es una vocación política. Las cosas necesitan que se actúen sobre ellas, por ello, el político es un procurador. Es alguien que representa a otros y que cuida por su bien. Esta es la esencia de la política, otra cosa es en lo que ha derivado el ejercicio de la propia política. 

Higinio Marín nos daba algunas respuestas del porqué otros países como Inglaterra, Francia o Alemania son mas ricos que nosotros los españoles. Según el profesor para entender lo que nos ocurre necesitamos salir de nuestro entorno, viajar, aunque sea vía Internet, o a través de los ojos mediante lectura si nos es imposible hacerlo in situ, porque cuando salimos fuera podemos comparar, podemos darnos cuenta que hay cosas que se hacen mejor a pesar de que nosotros también tengamos áreas en las que seamos referentes. Llama la atención y ahí está la clave el sentido del servicio publico que se tiene en estos países y este es el secreto. "Uno puede ser el mayor hooligan y llevar mil tatuajes y emborracharse hasta el descontrol, sin embargo cuando se pone el uniforme de ocho a ocho representando un servicio publico, nada le tuerce en su responsabilidad". Cuando la cultura del trabajo está bien definida, todo sucede mucho mejor. Los hábitos hacen que las cosas sucedan. Es evidente que todas las sociedades de otros países tienen muchas lacras, sin embargo se pueden aprender muchas cosas y el sentido de responsabilidad publica es una de las que necesitamos aprender en España.

Podemos regenerar nuestro país mejorando lo que hay. La regeneración es cambiar costumbres. Hacer política por el bien del ciudadano es hacer cosas que mejoren el entorno y no nos estamos refiriendo a cambiar semáforos, sino a cambiar costumbres, hábitos que no dan buenos resultados en la sociedad actual, aunque por historia siempre se hayan hecho así. Eso es mejorar, es aprender, es crecer como sociedad.

Si volvemos a la definición inicial llegaremos a la conclusión que el político representa a la ciudadanía, por lo tanto los políticos como en la antigua Roma son procuradores. Por ello los delitos de un político no pueden tener las mismas consecuencias judiciales que una persona privada, porque el político es elevado a una condición superior para representar a una mayoría con una responsabilidad mayor sobre sus actos. 

El político representa a la sociedad, representa una función publica. Hay que señalar y recordar que como político no puedes moverte como si no fueras político. Uno puede querer hacer cosas, pero es necesario entender la segunda parte de la definición, no es lo mismo el bien común que el interés general, aunque muchas veces se confunda. Un ejemplo claro de esta diferencia es el caso de Eurovegas, donde no es un bien común aunque tuviera un interés general. Y esta situación nos lleva a pensar que en la actualidad no tenemos políticos, repito, no tenemos políticos porque se olvidan del bien común ante el interés general.

Para ejercer como político es imprescindible que conozca la historia, ya sea local, provincial o nacional. Si un político conoce la historia del lugar donde quiere gobernar, tendrá criterio en su toma de decisiones. Sin historia no hay criterio y sin criterio no hay buena política, por lo tanto no se puede tener conciencia política.

Felipe Gonzalez y Jose Mª Aznar han sido los dos mejores presidentes que hemos tenido según el profesor Higinio Marín, entre otras cosas porque llegado el momento ambos tuvieron criterio y conciencia política para tomar decisiones claves de la historia de España, aunque muchas otras fueran desacertadas. Felipe tenia claro que desde el S. XVIII todos los gobiernos no superaron un año sin que tuvieran una crisis de gobierno; y conocer la historia le dio la oportunidad de transmitir un mensaje claro frente a la inestabilidad de su propio gobierno, por otro lado Aznar tuvo sentido histórico cuando sabía que el seria el primero en terminar un mandato al contrario de otros presidentes y eso le dio fuerza frente a la insistencia de Pujol de convocar elecciones anticipadas. Con su decisión Jose Mª Aznar seguía escribiendo historia. En definitiva, conocer la historia aporta la información necesaria para entender el presente. 

El profesor Higinio Marín nos deleitó con diferentes caso prácticos donde la toma de decisiones iban alineadas con la vocación publica. Habló de detalles y personajes históricos, habló de Commonwealth, de como Aznar hizo muy bien tomando decisiones políticas con miras históricas aunque no fuera un buen político. Nos llevó a conocer nuestra historia como herramienta de aprendizaje para entender nuestra política actual.

Un buen resumen sería el siguiente: Si una persona toma la decisión de dedicarse a la política, si tiene ese sentimiento o vocación política y un día desaparece, lo mejor que puede hacer es marcharse. Un buen político debe tener responsabilidad publica pues para hacer cosas es necesario tener ganas de hacer esas cosas.

Paradigmas del poder: nuevos desafíos, nuevas respuestas (2)

Participación, poder y primarias
La gente quiere participar en la política. El ciudadano es cada vez más consciente que reaccionar después, frente a los hechos vividos, no le da los resultados necesarios para modificar su realidad. La proactividad se hace imprescindible.

El paso adelante que dio Madina el pasado 28 de mayo al exigir que solo se presentaría como candidato a la Secretaria General si se permitía opinar a la militancia ha sido un procedimiento que se irá asentando cada vez más. Aunque pueda parecer que perdió fuerza el gesto “heroico” de Madina tras su derrota, hay que recordar que los cambios solo proceden de las personas con grandes dosis de valentía que se enfrentan a sus miedos o a los miedos que les imponen.  Atrás, y con inmenso sosiego, están quedando las imposiciones de los barones dentro de las estructuras políticas. Recalco: sosiego, porque aunque los gestos heroicos surjan, el engranaje del poder, sigue siendo todavía más fuerte, que el mecanismo de las bases.

Los círculos de poder se han quedado a años luz de la ciudadanía. Es tal el autismo de las jerarquías que el poder habla de temas que a la sociedad no le interesa. La mayoría  de los temas que está reclamando la sociedad son precisamente las que sí dependen de los políticos: eliminación de dobles cargos públicos, privilegios institucionales que son vistos más bien como abusos que como recursos, suprimir o limitar puertas giratorias, controlar los sueldos y beneficios complementarios, etc. Y todo esto tiene unas consecuencias.

Aunque las primeras primarias en España vinieran de la mano de  UPYD, de una forma más contundente y con un mayor calado social dentro del bipartidismo- es el Partido Socialista quien ha realizado las primeras primarias con carácter nacional. Sin embargo, no es lo mismo unas primarias abiertas donde un votante registrado emite su opinión,  que unas primarias cerradas donde la participación se reserva a los afiliados del partido. Y no es lo mismo unas primarias internas en clave política, con una iniciativa de “un militante, un voto”, que se transforma en unas primarias cautivas de las élites del poder en el contexto de un congreso extraordinario.

No, no es lo mismo. Porque las reglas del juego de cara a la galería pudieran parecer que son las mismas pero, internamente, las candidaturas parten de posiciones bien distintas y como consecuencia merma su credibilidad y transparencia

Las nuevas formaciones políticas, parten desde cero en la confección de sus elecciones primarias. Sin embargo, no es de extrañar que estén surgiendo también “heroínas” como Isabel Bonig, Secretaria General del PP Valenciano que declaraba el pasado 26 de abril, en una entrevista a EFE. "Que defiende las primarias como medio para favorecer la participación y dar protagonismo a la militancia, así como la posibilidad de discrepar desde la lealtad en el seno de cada partido, sin que ello suponga un enfrentamiento"  E igualmente se pronunció Cristina Cifuentes, Delegada de Gobierno en Madrid, a principios de este mes.

De sus palabras queda evidencia que ninguna formación política en el territorio nacional está aislada al cambio que reclaman los ciudadanos.

Los círculos del poder frente al candidato y ambos frente al miedo
La mayoría de los partidos son “novatos” en la implementación elecciones primarias. Y como todo aprendiz el hacer y errar está en el manual, sin embargo en todo ellos se asienta un denominador común, el miedo

Lo primero que se lleva a la conciencia en un proceso de Coaching Político es que el poder va unido al miedo. Por una parte nos encontramos con aquellos candidatos que son conscientes a lo que se enfrentan, romper viejos paradigmas, y por otra, a las élites del poder que igualmente son conscientes que su capacidad de poder está cambiando.

Siempre ha existido el miedo a lo nuevo porque no sabemos cómo enfrentarnos a nuevas situaciones, porque la experiencia nos indica que ante el cambio siempre perdemos algo.

Porque frente al cambio podemos equivocarnos y eso conlleva el juicio de terceros y la oportunidad de nuestros adversarios; en definitiva, perdemos el control sobre nuestro entorno y como consecuencia sobre lo que sentimos. Como efecto al miedo, atacamos o aceptamos. Es un tira y afloja de emociones, donde cabe quedarse inmóvil, huir o tomar el valor de enfrentarlo.

Las élites frente al miedo, se paralizan durante un tiempo preciso. El justo que necesitan para recomponerse y volver a tomar las riendas que les ayuden a mantenerse vivos. Los candidatos frente al miedo que proyectan las élites tiene dos salidas: irse o enfrentarse a ellos.

El miedo está presente todos los días en la vida de un político y con frecuencia viene acompañado de estrés, inquietud, ansiedad y una serie de emociones negativas que proliferan a su alrededor.

Uno de los principales frutos del miedo es la duda. Cuando una formación política y sus miembros están perdidos en la duda, dejan de crear soluciones y respuestas ante las situaciones a las que se enfrentan. La duda crea tanta incertidumbre e inseguridad que dichas formaciones entran en un estancamiento mental, ideológico e incluso emocional que repercute a todos los miembros que la integran. Ante la duda surgen las siguientes preguntas ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? No para encontrar respuestas sino para prolongar la vacilación y mantenerse a la defensiva o para poder seguir en un estado de no compromiso mientras deciden afrontarlo o salir huyendo.

Esto último se ha visto muy claramente en las elecciones primarias del Congreso del Partido Socialista. Después de hablar con ladirección de campaña de Madina, Imma Aguilar puedo constatar que los hechos y los resultados demuestran que el miedo instalado en las élites del poder ha frenado de manera orquestada todo movimiento que pudiera ser interpretado como amenaza. Esto es de lo que estamos hablando, de miedo.

Está claro que según el lugar que ocupemos, así actuaremos, pues las estrategias utilizadas para conservar el poder son totalmente diferentes a las necesarias para alcanzarlo.

Sigamos con Madina como ejemplo. Bajo mi experiencia no dejo de pensar en cómo habrá podido sentirse, recalco sentirse;  y habrá podido enfrentarse a toda una oligarquía que de forma explícita y rotunda manifestaba a su inicio, durante y después, que no era el candidato querido.

Al observar cómo surgen los acontecimientos por fechas, observamos que la decisión de “un militante, un voto” pilló con el paso cambiado a toda la oligarquía del poder incluido a el Rey que, cuatro días después, comunica su abdicación. Al igual que esta última decisión del Rey Juan Carlos I tomó por sorpresa a todo el Partido Socialista, incluido al propio Madina, a excepción de Alfredo Pérez Rubalcaba, Secretario General del Partido Socialista y Susana Díaz, Presidenta de la Junta de Andalucía. A quienes el propio Rey informa, y según diferentes medios de comunicación, pide claramente a Díaz que lidere el partido socialista.

Susana Díaz tarda ocho días en dar su respuesta, lo necesario para tambalear de nuevo los cimientos de la oligarquía. Tras haber calibrado al milímetro que ese no era su momento y que, dada la situación, la mejor fórmula para poder allanar el camino hacia su candidatura era liderar desde la sombra, apoyando al candidato que los barones habían decidido.

Por ello, más que unas primarias cerradas a la militancia y vendidas con una transparencia absoluta, se convirtieron en unas primarias cautivas por el poder, donde los candidatos Sánchez, Madina y Pérez Tapias no partieron desde las mismas posiciones de salida.  No es lo mismo partir con el apoyo de todo el aparato del poder, que ir sólo con tu equipo.

Estas y otras, son muchas de las cuestiones que surgen en una sesión de Coaching Político, porque detalles como los anteriormente expuestos, aunque puedan parecer imaginarios, se dan todos los días en las filas del poder.

Nuevos desafíos, nuevas respuestas
Es curioso y llama la atención que, después de tanta renovación política y tanta modernidad, el camino elegido por los ciudadanos está siendo el más antiguo que se conoce, el de las Asambleas. Esta circunstancia nos lleva a considerar que en los clásicos seguimos encontrando muchas respuestas a los retos que se nos presentan hoy.

Quinto Tulio Cicerón en “El breviario de una campaña electoral” comienza  dirigiéndose a su hermano Marcos, que para ser un buen candidato “Lo primero que debes tener en cuenta es dónde estás, cuál es tu objetivo y quién eres? Y precisamente aquí en este primer consejo que Quinto ofrece a Marcos,  se visualiza lo que hemos ido describiendo a lo largo de este trabajo.

El desafío de hoy es volver a dar respuesta a las primeras preguntas que nos hicimos como humanidad ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? y ¿A dónde vamos? A estas preguntas deben dar respuesta los partidos políticos y sus militantes. Al igual que está haciendo la sociedad.

Hace falta creer y hace falta que lo crean todas las jerarquías sociales. La influencia que ejerce el convencimiento de que las cosas son posibles, hace que la historia siga su curso y siga evolucionando hacia un mundo mejor.

El desafío y presión ejercido por la sociedad para elegir a sus candidatos ya está en curso. Ya no hay vuelta atrás. Es decir, estamos frente a un nuevo paradigma.

Al final, todo se basa en saber, dónde vamos cada uno, independientemente de quiénes seamos y de dónde vengamos.



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